jueves, 27 de noviembre de 2008

Fantasías sexuales (I)

Una fantasía corresponde a una representación mental de algo que hemos vivido o simplemente que creamos en nuestra mente o adornamos de la forma más conveniente y convincente para nosotros mismos.

Si el contenido de tal fantasía produce una excitación sexual, hablamos de fantasías sexuales, aunque éste no sea explícitamente sexual (puede ser romántico o sensual...)

Las fantasías sexuales, por tanto, suelen ser una forma de excitación sexual a través de nuestra actividad de creación o reproducción mental, y tienen carácter individual y propio.

Y ¿para qué sirven? Nos ayudan a excitarnos en momentos de difícil concentración, de bajo deseo sexual, en actividad sexual solitaria (masturbación) o para encauzar nuestra sexualidad, en la orientación deseada.

En ocasiones las fantasías nos hacen dudar sobre nuestra orientación, sobre nuestra fidelidad o sobre nosotros mismos. Tenemos que tener en cuenta que la fantasía no es la realidad y que tampoco tenemos que llevarla a ella.

Para entender explícitamente esto, valga el siguiente ejemplo: usted puede ir un día cualquiera en el transporte público, ser apretujado o pisado reiteradamente por alguien y desear ahogarlo allí mismo, incluso de forma divertida y como desahogo puede imaginarlo pero creo que estará de acuerdo en su escaso deseo real de llevarlo a cabo. Pues, en el caso de las fantasías sexuales puede llegar a ser lo mismo, el resultado de imaginar algo puede no tener nada que ver con realizarlo. Lo bueno y positivo de ellas, es que podemos experimentar con la variedad sexual y salirnos creativamente e ir más allá de los límites de la realidad.Saber que pertenece al mundo peculiar e individual de la imaginación, donde el placer proporcionado es el resultado de la perfección de la situación imaginada y de lo prohibido o poco permitido de esa situación. Realizar una fantasía podría en algunos casos ser una experiencia poco gratificante o dolorosa y en otros casos ser un riesgo para nuestra relación de pareja. La realidad lleva componentes, no tan perfectos ni adaptados a nuestro placer, esto puede ser un aliciente o una decepción.

A veces las fantasías se comparten con la pareja y resultan enriquecedoras para la relación, en otras ocasiones toman formas de juegos escénicos que sirven para revitalizar la vida sexual de la pareja. Pero no olvidemos que no podemos obligar al otro a que haga aquello que le disgusta, desagrada o molesta.

Según Masters y Johnson, las fantasías pueden surgir en diferentes contextos, de forma intencional para pasar el rato, para poner un cierto ánimo o chispa sexual en un momento concreto o simplemente de forma espontánea o accidental.

Y según los mismos autores:

  • Surgen de un hecho conocido, película, hecho real, libro.
  • Surgen de un tema preferido, es un tipo concreto de fantasía.

Las fantasías o la creación de visualizaciones, con contenido sexual específico, como el verse a sí mismo realizando un contacto sexual con éxito (según el problema presentado), son herramientas que en un momento determinado se llegan a utilizar como parte de las estrategias de superación de un problema sexual.

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